Por fin llegó la oportunidad del Llech, y no llega sola: influenciados por Ramon, Jordi y Txotxi a quienes conocimos la semana pasada, nos proponemos combinar Llech y Anelles en un día de locos. Esther, Paco y yo, nos levantamos a las 7h de la mañanita en Vilallobent (la Cerdanya), y ponemos rumbo a Prades. Llegamos al párquing del Llech hacia las 9h, y encontramos a Esteban y Jorge, formando así un grupo de 5.
El Llech? Bueno, poco nuevo que decir: el ascensor y la lanzadera para emmarcar, y todos los toboganes son más que remarcables. Creo que todos lo pasamos de p*** madre, y creo que por fin he hecho un barranco sin tener apenas tensión (exceptuando algún punto, como en el rompetibias, o la lavadora, donde siempre hay que andar con ojo).
Se acaba el descenso, nos preparamos para el segundo barranco: subimos a los coches y nos ponemos de camino a Céret. Después de tardar mil horas (la furgoneta de Jorge necesitaba tiempo) y de preguntar a los aldeanos y de dar vueltas y de seguir señalizaciones incompletas y de despedirnos de Jorge y Esteban que finalmente decidieron no hacer el barranco, llegamos a la entrada del barranco de les Anelles... era muy tarde. Entre pitos y flautas, entramos en el cauce a las 15h30, la reseña dice que el descenso se hace entre 1 y 2 horas, así que me lo tomo con tranquilidad.
Llegamos al primer rápel: una cascada de 28 metros, con reinstalación en una cornisa a 12 metros de la badina, desde donde se puede reinstalar o saltar :-)~ Como no necesitamos que la cuerda llegue abajo, lanzo unos 20 metros, que son más que suficientes para llegar a la cornisa. Observo la cascada: el agua baja con fuerte caudal en diagonal, siguiendo una canal, y acaba en una esquina, donde el agua salta en horizontal haciendo una cambio de dirección, y cayendo a la badina. Paco me pregunta si prefiero que baje él, le hago entender que bajaré sin problemas con mi expresión. Lo único que tengo que hacer es cruzar la canal, y llegar a la cornisa. Me anclo a la cuerda, rapelaré en simple, ocho rápido y con mosquetón de freno, el fallo: haber fijado la cuerda en la reunión en lugar de hacer un desembragable...
Comienzo a bajar, sigo la corriente poco a poco... cuando se pone más vertical, entre la superficie resbaladiza y el caudal, acabo resbalando, y quedo paralelo a la pared. El agua de la cascada me cubre. Bueno, no pasa nada, me voy dando cuerda hasta que pueda salir al exterior. No puedo. La fuerza del agua me ha hecho correr por la cuerda de forma que mi mano derecha que coge la cuerda de freno, está aprisionada con el mosquetón de freno, bloqueando el descenso. No puedo levantar mi mano derecha. Empiezo a ser consciente de la gravedad: estoy bloqueado bajo la cascada. No puedo darme cuerda para bajar. La misma fuerza del agua me complica mis propios movimientos. No pierdo la calma. Lo importante: que puedo seguir respirando e ir probando salir de allí. Sin embargo llego a pensar en soltar la cuerda y dejarme caer los 15 metros que me separan de la badina... pero claro, no estoy seguro de que la recepción de la cascada sea suficientemente profunda, y ya no sólo eso, sinó los más que posibles golpes que pueda sufrir por la pared.
Mientras yo me quedaba bajo el agua, arriba había dos personas esperando el turno. Esther sentada y alejada del rápel, ajena a lo que me ocurría, sin embargo, Paco me observaba con atención. Me vio como quedaba inundado por el agua, y me vio como me quedaba immóbil bajo el agua. Sólo podía distinguir mi casco, que se movía a causa de la fuerza del agua. Yo no le podía lanzar ninguna señal, así que él empezó a temer que me estuviera ahogando... Aunque Esther no me veía, en el ambiente debió notar la tensión. Paco luchaba consigo mismo por saber hasta cuándo podría esperar antes de cortar la cuerda, pensando que sería preferible acabar con dos piernas rotas que ahogado...
Por fin, y haciendo mucha fuerza con el brazo izquierdo, consigo levantar la cuerda de freno. Separo la mano derecha de la cuerda, y la cojo más arriba. Enseguida, la fuerza del agua me vuelve a dejar en la misma posición. Repito la operación, y al conseguir darme un poco más de cuerda, mi propio peso me hace pendulear, saliendo de la cascada... libre!!
Miro hacia arriba y levanto la mano saludando a Paco. Llego a la cornisa, y me aseguro. Joder, qué momentos! empiezo a tranquilizarme. Pero empiezo a pensar en el resto... van a tener que pasar por lo mismo? uf... qué marrón. Pero la solución me la da Paco: "Monta un rápel guiado!!!", claro, no hay más. Aunque será un rápel guiado de fortuna, ya que no recuerdo la técnica para tensar la cuerda, y lo tengo que hacer improvisando. Cojo mi extremo de cuerda, el croll, un mosquetón, y tenso la cuerda... mmm, no sé si será suficiente... desinstalo, saco el puño, vuelvo a instalar, me cuelgo del puño, y con esta tensión, instalo el croll, y no solo eso, sinó que me quedo colgando del puño. Creo que hay tensión más que suficiente.
Arriba Esther se prepara para el rápel. No ha visto qué me ha pasado, y Paco no le ha explicado nada, sin embargo se encuentra tan nerviosa, que no consigue pasarse la cuerda por el ocho... Paco le ayuda y, por fin, desciende en rápel, se ancla a la cuerda guía por el lado contrario al que sería el natural para el descenso, haciendo que al continuar bajando, la visera del casco se le engancha en la baga que la une a la cuerda guía, le levanta la cabeza, ella resbala, y cae contra la rampa. Mientras la veo en problemas, permanezco atento pero tranquilo, donde está ahora no hay mucha corriente, y en caso de problemas, descendería hasta la reunión, por la misma cuerda guía. Se levanta y sale del agua, y llega rapelando correctamente hasta la reunión. Se queja de la cuerda, que se le ha enganchado en el casco, pero todo ha quedado ahí. A continuación desciende Paco, que ha tenido que desmontar el rápel, dejando la cuerda guía a contranudo, y rapelando por la otra. Nos encontramos los tres de nuevo, en la cornisa, habiendo superado la prueba del día.
A partir de aquí, la cosa es más normal, aunque bajaba bastante agua, y en los rápeles había que prestar atención, o usar instalaciones alternativas fuera del cauce. A destacar dos cositas: un tobogán de 15 (sí, sí, tobogán) y un salto de más de 15m =:-O (sí, más de 15m) Una pared de una de las badinas se puede trepar y alcanzar un pasamanos para después saltar (este punto debe quedar alrededor de los 12 metros sobre el agua), pero es que Paco me animó a alcanzar una cornisa de unos 4 metros por encima, y sin pasamanos, a la que sólo se puede acceder escalando (hablo de pasos de escalada, de V). Desde allí, un salto limpio de más de 15m...
Ya está! No hablo más! De hecho, no diré ni dónde es exactamente, para que lo busquéis!! :-P
Pero lo podéis buscar en las fotos de Manucanyoning en Picasaweb.
El Llech? Bueno, poco nuevo que decir: el ascensor y la lanzadera para emmarcar, y todos los toboganes son más que remarcables. Creo que todos lo pasamos de p*** madre, y creo que por fin he hecho un barranco sin tener apenas tensión (exceptuando algún punto, como en el rompetibias, o la lavadora, donde siempre hay que andar con ojo).
Se acaba el descenso, nos preparamos para el segundo barranco: subimos a los coches y nos ponemos de camino a Céret. Después de tardar mil horas (la furgoneta de Jorge necesitaba tiempo) y de preguntar a los aldeanos y de dar vueltas y de seguir señalizaciones incompletas y de despedirnos de Jorge y Esteban que finalmente decidieron no hacer el barranco, llegamos a la entrada del barranco de les Anelles... era muy tarde. Entre pitos y flautas, entramos en el cauce a las 15h30, la reseña dice que el descenso se hace entre 1 y 2 horas, así que me lo tomo con tranquilidad.
Llegamos al primer rápel: una cascada de 28 metros, con reinstalación en una cornisa a 12 metros de la badina, desde donde se puede reinstalar o saltar :-)~ Como no necesitamos que la cuerda llegue abajo, lanzo unos 20 metros, que son más que suficientes para llegar a la cornisa. Observo la cascada: el agua baja con fuerte caudal en diagonal, siguiendo una canal, y acaba en una esquina, donde el agua salta en horizontal haciendo una cambio de dirección, y cayendo a la badina. Paco me pregunta si prefiero que baje él, le hago entender que bajaré sin problemas con mi expresión. Lo único que tengo que hacer es cruzar la canal, y llegar a la cornisa. Me anclo a la cuerda, rapelaré en simple, ocho rápido y con mosquetón de freno, el fallo: haber fijado la cuerda en la reunión en lugar de hacer un desembragable...
Comienzo a bajar, sigo la corriente poco a poco... cuando se pone más vertical, entre la superficie resbaladiza y el caudal, acabo resbalando, y quedo paralelo a la pared. El agua de la cascada me cubre. Bueno, no pasa nada, me voy dando cuerda hasta que pueda salir al exterior. No puedo. La fuerza del agua me ha hecho correr por la cuerda de forma que mi mano derecha que coge la cuerda de freno, está aprisionada con el mosquetón de freno, bloqueando el descenso. No puedo levantar mi mano derecha. Empiezo a ser consciente de la gravedad: estoy bloqueado bajo la cascada. No puedo darme cuerda para bajar. La misma fuerza del agua me complica mis propios movimientos. No pierdo la calma. Lo importante: que puedo seguir respirando e ir probando salir de allí. Sin embargo llego a pensar en soltar la cuerda y dejarme caer los 15 metros que me separan de la badina... pero claro, no estoy seguro de que la recepción de la cascada sea suficientemente profunda, y ya no sólo eso, sinó los más que posibles golpes que pueda sufrir por la pared.
Mientras yo me quedaba bajo el agua, arriba había dos personas esperando el turno. Esther sentada y alejada del rápel, ajena a lo que me ocurría, sin embargo, Paco me observaba con atención. Me vio como quedaba inundado por el agua, y me vio como me quedaba immóbil bajo el agua. Sólo podía distinguir mi casco, que se movía a causa de la fuerza del agua. Yo no le podía lanzar ninguna señal, así que él empezó a temer que me estuviera ahogando... Aunque Esther no me veía, en el ambiente debió notar la tensión. Paco luchaba consigo mismo por saber hasta cuándo podría esperar antes de cortar la cuerda, pensando que sería preferible acabar con dos piernas rotas que ahogado...
Por fin, y haciendo mucha fuerza con el brazo izquierdo, consigo levantar la cuerda de freno. Separo la mano derecha de la cuerda, y la cojo más arriba. Enseguida, la fuerza del agua me vuelve a dejar en la misma posición. Repito la operación, y al conseguir darme un poco más de cuerda, mi propio peso me hace pendulear, saliendo de la cascada... libre!!
Miro hacia arriba y levanto la mano saludando a Paco. Llego a la cornisa, y me aseguro. Joder, qué momentos! empiezo a tranquilizarme. Pero empiezo a pensar en el resto... van a tener que pasar por lo mismo? uf... qué marrón. Pero la solución me la da Paco: "Monta un rápel guiado!!!", claro, no hay más. Aunque será un rápel guiado de fortuna, ya que no recuerdo la técnica para tensar la cuerda, y lo tengo que hacer improvisando. Cojo mi extremo de cuerda, el croll, un mosquetón, y tenso la cuerda... mmm, no sé si será suficiente... desinstalo, saco el puño, vuelvo a instalar, me cuelgo del puño, y con esta tensión, instalo el croll, y no solo eso, sinó que me quedo colgando del puño. Creo que hay tensión más que suficiente.
Arriba Esther se prepara para el rápel. No ha visto qué me ha pasado, y Paco no le ha explicado nada, sin embargo se encuentra tan nerviosa, que no consigue pasarse la cuerda por el ocho... Paco le ayuda y, por fin, desciende en rápel, se ancla a la cuerda guía por el lado contrario al que sería el natural para el descenso, haciendo que al continuar bajando, la visera del casco se le engancha en la baga que la une a la cuerda guía, le levanta la cabeza, ella resbala, y cae contra la rampa. Mientras la veo en problemas, permanezco atento pero tranquilo, donde está ahora no hay mucha corriente, y en caso de problemas, descendería hasta la reunión, por la misma cuerda guía. Se levanta y sale del agua, y llega rapelando correctamente hasta la reunión. Se queja de la cuerda, que se le ha enganchado en el casco, pero todo ha quedado ahí. A continuación desciende Paco, que ha tenido que desmontar el rápel, dejando la cuerda guía a contranudo, y rapelando por la otra. Nos encontramos los tres de nuevo, en la cornisa, habiendo superado la prueba del día.
A partir de aquí, la cosa es más normal, aunque bajaba bastante agua, y en los rápeles había que prestar atención, o usar instalaciones alternativas fuera del cauce. A destacar dos cositas: un tobogán de 15 (sí, sí, tobogán) y un salto de más de 15m =:-O (sí, más de 15m) Una pared de una de las badinas se puede trepar y alcanzar un pasamanos para después saltar (este punto debe quedar alrededor de los 12 metros sobre el agua), pero es que Paco me animó a alcanzar una cornisa de unos 4 metros por encima, y sin pasamanos, a la que sólo se puede acceder escalando (hablo de pasos de escalada, de V). Desde allí, un salto limpio de más de 15m...
Ya está! No hablo más! De hecho, no diré ni dónde es exactamente, para que lo busquéis!! :-P
Pero lo podéis buscar en las fotos de Manucanyoning en Picasaweb.
2 comentarios:
hola manu primero felicitarte por tu blog ya que es muy interesante y util.te cuento estaba buscando informacion sobre las gorgues del llech para realizarlo la primera quincena de septiembre y he leido por hay que hace falta pedir permiso al dueño de las tierras y no se si es un bulo o es cierto,te agradeceria que me pudieras dar toda la informacion necesaria te dejo mi correo charliebrown005@hotmail.com muchas gracias de antemano y esperare informacion muchas garcias de nuevo
Hola charlibrown,
gracias a ti por el comentario y la felicitación! la verdad es que me gustaría explicar más detalles de los que explico, a veces no me doy cuenta, y ves? tu pregunta es bastante interesante, porque mucha gente se la plantea y a mí no se me ha ocurrido explicarlo en el blog. Espero aprender un poco más... que conste también que soy un aficionado motivado, no un profesional!! ;-)
Por lo que sé, la respuesta a si se necesita autorización para descender el Llech, es:
* SI, si una vez acabado el tramo de cañón, bajas el río hasta el pueblo, teniendo un segundo coche allí, para subir a buscar el primer coche... porque el río (no el tramo de barranco) acaba atravesando el terreno de un lugareño.
* NO, si una vez acabado el barranco, abandonas el cauce por el camino (izquierda del cauce) y subes al párquing donde has dejado el primer y único coche (hay una buena subidita de mínimo 30 minutos...)
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